sábado, 31 de marzo de 2007

Tánto quería a Elisa

Haría de un sueño algo tangible si fuera en realidad capaz de escapar de aqui. Y sin duda acercaría ésta ilusión algo más de lo que lo hago, porque del miedo que parece inducir huyo sin mirar atrás.

Generalmente tiendo a decir las gilipolleces que un casi adulto de algo menos de metro setenta atreve a decir, pero suelo recordar que no hay más que la originalidad como medio de definición (aunque tengamoslo claro, no soy tan original). Y tiendo habitualmente a observar cada uno de sus movimientos, que por deseo o por algo no tan trivial me elevan. Y joder que si me gusta.

Y tras buscar con insistencia qué es en esencia lo que me atrapa puedo presumir de acercarme a la idea, que no por conformidad me acerco (que va), más bien considero que he descubierto una rosa blanca.