jueves, 24 de mayo de 2007

Amén. Por y para Maquiavelo


Siempre hago las cosas mal y lo único que siempre me sale jodidamente bien es huir de los problemas. Pero existe algo incluso más infalible aún si cabe, llorar. Lloro como para que el mundo me entienda y se compadezca de mí, para que me reconforte y la culpa deje de afligirme. ¿Te quiero o no te quiero? Y si te quiero, ¿por qué en vez de afrontarlo me escapo? Escribo esto porque no lo vas a entender o porque quiero pensar que no lo vas a leer pero en el fondo no tengo certeza alguna de nada. Me abate como una losa hacer las cosas mal y sin embargo me equivoco una y otra vez ¿Y si nunca vuelvo a encontrar a alguien como tú? Pero… ¿y si ahora no es el momento?, ¿y si lo que tengo que hacer es olvidarte? Pero me cuesta tanto y tanto… ¡No! Debo ser fuerte, por una vez en la vida tengo que dejar de ser egoísta o satíricamente tengo que ser egoísta, porque sólo ésta va a ser la excepción, sólo en este único caso el NO arriesgarme me va a llevar a (como bien dicen) no ganar nada, pero burlonamente también me va a proporcionar la posibilidad de hacer las cosas bien de una vez por todas. Sí, vale, me muero por estar contigo, pero cediendo no voy a conseguir nada más que volver al antiguo estado de inanición, ese que me ronda cada vez que tomo una decisión errónea. Puede que optando por PERDERTE nunca más tenga la posibilidad de compartir mi amor contigo, porque es cierto, me lo merezco por no apreciarte como debiera, realmente me olvidarás y yo no tendré con qué reprochártelo porque tú si quieres que lo intentemos y yo no me atrevo a dar el sí. Pero a lo mejor este no es nuestro momento, puede que simplemente debamos enamorarnos en otro instante…
Sólo sé que esto me va a llevar a algo así como una muerte metafórica pero en mi letargo espero poder aprender a hacer bien las cosas definitivamente.